La técnica de aprendizaje de Richard Feynman se basa en comprender a fondo un concepto, despojándolo de la jerga y la complejidad para poder explicarlo de manera sencilla. Este método consta de cuatro pasos clave: seleccionar un concepto, enseñarlo de manera simple a un niño, revisar y refinar la comprensión, y organizar las notas para revisarlas regularmente. La simplicidad en la explicación es el verdadero indicador de dominio. Además, el uso de retroalimentación positiva interna fortalece el aprendizaje, ya que permite identificar áreas de mejora y fomentar un ciclo de reflexión y perfeccionamiento continuo. Este enfoque no solo promueve el desarrollo individual, sino que también tiene un impacto significativo en entornos educativos y colaborativos.