Por Cristo León última revisión 26 de diciembre de 2026
Introducción
Una preocupación común entre jugadores que se inician en los juegos de rol de mesa es la idea de que están “robando” historias. Esta ansiedad aparece cuando reconocen que sus partidas evocan películas, libros, mitologías o videojuegos ampliamente conocidos. En un ecosistema cultural saturado de referencias, y con la presencia de herramientas como ChatGPT, esta inquietud se intensifica.
Este texto propone una idea central: el juego de rol no funciona por copia ni por robo, sino por palimpsesto. Las historias que emergen en la mesa se construyen sobre capas culturales previas, resignificadas colectivamente en una experiencia situada y efímera.
El problema de pensar la creatividad como copia
Originalidad y expectativas irreales
La noción de que crear implica producir algo completamente nuevo, sin influencias, es una expectativa poco realista. Toda práctica cultural se apoya en lenguajes, símbolos y narrativas heredadas. El juego de rol no es la excepción.
Asumir que una partida debe evitar referencias para ser válida genera una presión innecesaria, especialmente en jugadores jóvenes que aún están desarrollando confianza narrativa.
Robo versus inspiración
Hablar de robo implica desposesión. En el juego de rol, nadie pierde una obra porque esta sea evocada. Las referencias culturales no se sustraen; se activan como marcos de sentido compartido que facilitan la imaginación colectiva.
El juego de rol como palimpsesto narrativo
Capas de significado compartido
Un palimpsesto es un texto escrito sobre otros textos, donde las huellas anteriores permanecen e informan la nueva inscripción. En el juego de rol, cada sesión se escribe sobre capas culturales previas: mitos, cuentos, películas, novelas y experiencias personales.
Cuando un narrador alude a una puerta que solo se abre con luz de luna, o compara una situación con Matrix, no está copiando una obra específica. Está convocando un imaginario común que permite al grupo entrar rápidamente en la escena.
La función social de la referencia
Las referencias cumplen una función práctica. Reducen la necesidad de explicaciones extensas y sincronizan expectativas emocionales y visuales. Su eficacia depende del acuerdo cultural del grupo. Si nadie reconoce la referencia, esta pierde sentido.
Esto demuestra que el juego de rol no impone significados, sino que los negocia colectivamente.
Cambio, decisión y agencia en la mesa
Por qué una partida nunca es igual
En el juego de rol, los dados, las decisiones de los jugadores y la improvisación constante transforman cualquier premisa inicial. Incluso una aventura publicada nunca se desarrolla de la misma manera dos veces.
Esta variabilidad no elimina la estructura narrativa. La transforma en proceso.
Experiencia y maestría narrativa
Existe una diferencia clara entre mesas con poca experiencia y mesas con narradores y jugadores que han desarrollado habilidades narrativas. La creatividad no reside en inventar ideas inéditas, sino en saber cuándo, cómo y por qué introducirlas en diálogo con otros.
El rol como acontecimiento efímero y situado
El círculo social del juego
El ejemplo más común del juego de rol es íntimo: una mesa, una casa, personas invitadas a un espacio de confianza. Allí se establece un contrato social que habilita el juego y crea un círculo compartido de imaginación.
Lo que ocurre en ese espacio no es un producto replicable, sino un acontecimiento único, ligado a ese grupo y a ese momento.
Hobby antes que mercancía
En su forma más habitual, el juego de rol no es una actividad lucrativa. Es un hobby creativo que puede ser recreativo, educativo o transformador, pero que no busca explotar comercialmente las historias que produce.
Las preocupaciones sobre derechos de autor y marcas pertenecen a contextos profesionales y mediáticos, no al juego cotidiano entre amigos.
Conclusión
El juego de rol no borra las historias que lo preceden. Las reescribe. No extrae ideas de la cultura; dialoga con ellas. Entender el rol como palimpsesto permite liberar a los jugadores del miedo a “copiar” y reconocer que la creatividad surge del encuentro entre memorias compartidas y colaboración humana.
Cada partida es una inscripción nueva sobre capas anteriores, destinada a existir solo en ese momento y con esas personas. Y es precisamente esa condición efímera y compartida la que convierte al juego de rol en una de las formas narrativas más potentes de nuestro tiempo.
